El 4 de octubre de 2010 tuvo lugar la catástrofe ambiental más grave de la historia de Hungría, al romperse el dique de una balsa con residuos liberando entre 600.000 y 700.000 metros cúbicos de una peligrosa mezcla de barro rojo y agua. Las zonas más bajas de las localidades de Kolontár, Devecser y Somlóvásárhely se vieron completamente anegadas. La catástrofe ocasionó diez muertos y 120 heridos. 800 hectáreas de tierra sufrieron inundaciones. En un trabajo conjunto con el Instituto Károly Róbert, un centro de investigación húngaro para la teledetección, la empresa de servicios noruega BLOM procesó datos que se habían registrado con el sistema LiDAR Leica ALS60, una cámara de imagen térmica y un sistema hiperespectral. El objetivo era cartografiar los daños producidos por las inundaciones de barro rojo para que los propietarios de los terrenos afectados pudieran recibir una compensación por sus pérdidas.
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